martes, 14 de diciembre de 2010

La última gran marcha minera en 1999

La gran marcha minera hacia Bucarest de 1999 fue considerada „la mas importante lucha obrera de Europa Oriental” tras la caida de la URSS (Luis Gurevich, „Huelga revolucionaria en Rumania”, en Prensa Obrera, n616, 4-02-99). Aunque la maquinaria de propaganda convirtio el movimiento en una „marcha antidemocratica”, como se puede comprobar en el articulo de El Pais del 22 de enero de 1999, donde incluso tachan a Miron Cozma, el lider de los mineros, de „ultraderechista” (a pesar de que en las anteriores mineriadas se le acusaba de „comunista” pro-Iliescu)

Desde las primeras huelgas obreras tras el golpe de estado, en 1990-91, en las que se exigió a los gobiernos que frenaran las privatizaciones, los trabajadores rumanos habían estado bastante tranquilos hasta 1996. Pero en 1999 el giro politico en el gobierno y la aplicación de esta "terapia de choque" de forma radical por el gobierno de Constantinescu, provocó el último estertor de la fuerza de los trabajadores rumanos después de la instauracíon del capitalismo, que  contrasta con la sumisión en la que se sumen diez años después, cuando la crisis actual está causando una miseria similar a la de entonces.

En 1999 hacia ya nueve años que la "terapia de choque" recetada por el FMI y las multinacionales estaba siendo aplicada en Rumania.  En resumen, consistia en la destrucción de la rica industria nacional que habia en el pais en 1989 y la consiguiente destrucción de millones de puestos de trabajo. Hasta 1996 Ion Iliescu habia presidido el pais con el Frente de Salvación Nacional, y la transformación de Rumania en una colonia estaba realizándose de manera demasiado lenta para los intereses capitalistas. La victoria de Emil Constantinescu abrio de par en par el pais a los intereses de las potencias occidentales y acelero el saqueo de la riqueza nacional.

El conflicto con los mineros empezo en un momento inadecuado. Una delegacion del Banco Mundial se encontraba en Bucarest, donde se discutian nuevos prestamos, esenciales para la economia del pais, segun el gobierno de Constantinescu. El Banco Mundial prometio concederlos a cambio, como no, de que se aceleraran las reformas para integrar la economia rumana en la economia global (es decir, para destruir la industria nacional y hacer al pais dependiente de las importaciones de las corporaciones del oeste). Asi que entre las primeras medidas que se toman está el cierre de 140 minas, medida anunciada por el ministro de Industria Radu Berceanu el 10 de diciembre de 1998 (uno de los profesionales de la politica rumana, que ha seguido ocupando ministerios de diferente color hasta la actualidad).

Ocho dias despues el mismo ministro se niega a recibir al recien reelegido lider minero, Miron Cozma, a la vez que los mineros de las minas afectadas deciden interrumpir su trabajo, declararse en huelga. A finales de este mismo mes se decide que dos mil mineros se manifiesten en la capital para protestar por „el funeral de la industria minera rumana”. Esta manifestacion no es autorizada por el alcalde de Bucarest, Viorel Lis, y el entonces ministro de transportes, Traian Basescu (hoy presidente de la República) cortara las comunicaciones del valle minero a la capital, para evitar que los mineros puedan llegar a Bucarest (en un flagrante ataque al derecho a la huelga y a la manifestación de los rumanos, criticado entonces por la Organización Internacional del Trabajo, pero silenciado por los medios de propaganda capitalista).

El siguiente paso que dan los obreros es la llamada a la huelga general, con una lista de reivindicaciones, todas ellas negadas por el gobierno desde el primer momento. Todo intento de negociacion fracasa y se decide entonces una marcha minera hacia Bucarest de mas de 10.000 mineros. El unico partido que se pone de parte de los mineros es, curiosamente, Romania Mare, partido de ideologia confusa, que se define de centro-izquierda pero que tiene un peligroso componente ultranacionalista, y que rechaza completamente la defensa de la lucha de clases (es decir, se trata de un partido capitalista populista, aunque formado por antiguos comunistas que buscaban un partido tras el golpe en el que se mantuviera la mezcolanza ceausesquiana entre comunismo y ultranacionalismo etnico).

La marcha se inicia ante la oposicion de las fuerzas del orden rumanas, que intentan evitar que los mineros lleguen a la capital. Sin embargo, en Costesti se da el primer enfrentamiento, en el que los mineros rompen facilmente la barrera policia e incluso toman mas de 1500 rehenes. Como consecuencia dimite el ministro del interior, y el primer ministro, Radu Vasile, del Partido Nacional Taranesc, se digna a reunirse con los mineros.

En la reunion celebrada en el Monasterio de Cozia, se llega a un acuerdo segun el cual los mineros se retiran hacia sus casas mientras el gobierno asegura que intentara reducir las perdidas de las minas para intentar cerrarlas, a la vez que se da un plazo de 30 dias para negociar otras cuestiones, como indemnizaciones y salarios. Sin embargo, la llamada „Paz de Cozia” durara poco tiempo.

La relativa calma se rompe cuando la Corte Suprema de Justicia condena a Miron Cozma a 18 años de carcel por hallarlo responsable de los daños causados durante la marcha minera de septiembre de 1991, y de actos anticonstitucionales. Se trata de una sentencia totalmente politica, porque, como declaran miembros del PDSR, el Partido Democratico Social de Rumania (actual PSD), no se puede condenar a alguien por cometer actos anticonstitucionales cuando no existia aun Constitucion. Sin embargo, a los gobiernos les importa un pimiento la ley cuando el capital ordena y manda.

La condena del lider sindical hace que los mineros del valle del Jiu se vuelvan a declarar en huelga, y que a estos se unan los de otras zonas, como los de Oltenia, Comanesti, Campulung, Brad y Apuseni. Miles de mineros organizan de nuevo una marcha hacia Bucarest, dirigidos por Miron Cozma y otros lideres. Pero esta vez sera diferente. Cuando llegan al puente sobre el rio Olt son esperados por miles de policias, que tendran ordenes de parar a los mineros "como sea".

Alli la masacre es indescriptible, y las fuerzas del orden se ensañan con los mineros mientras los medios "democraticos" jalean la victoria del gobierno contra la rebeldia obrera que, a estas alturas, ya estaba demonizada por la opinion publica como antipatriotica y radical. Ningun partido politico salio en defensa de los mineros, salvo el Partido Romania Mare que estaba en contra de la privatizacion salvaje ordenada por el FMI y defendio el mantenimiento de los trabajos de los rumanos.

Algunos testimonios hablan de mineros lanzados al rio Olt, decenas de desaparecidos, muchos heridos con la saña de la venganza (recordemos que los mineros habian humillado a la policia en la "batalla de Cotesti", un mes antes. Los entonces malpagados policias se dedican a saquear el dinero y los bienes que llevan consigo los mineros, mientras en Bucarest Constantinescu y su gobierno, entre ellos Basescu, se felicitan por la victoria. Por supuesto que los hechos no fueron ni investigados ni juzgados y se mantuvieron ocultos a la opinión pública.

Miron Cozma y otros lideres mineros seran juzgados y encerrados por las marchas mineras, a pesar de las protestas internacionales al respecto, que consideran que es un atentado contra la libertad sindical encerrar a un minero por organizar manifestaciones obreras, obviando el derecho a la protesta sindical. Pero esto, para el gobierno rumano, no es importante, ya que lo esencial es descabezar y escarmentar tras la derrota a todo movimiento obrero que intente alzarse contra la ultraprivatizacion que, a partir de ahi, sufriran los bienes del pueblo y la industria estatal. A los ciudadanos rumanos solo les dejan dos salidas: o emigrar o resignarse a la situacion.

Petre Roman, el antiguo primer ministro depuesto por Iliescu ante la presion minera, intercede por los mineros detenidos, pero no por sus lideres, lo que parece que es debido a la venganza por su destitucion en el año 1991, cuando en otra marcha minera que toma la capital se exige al presidente de la Repúbica, Iliescu, que cese al primer ministro Roman, partidario de la privatización rápida.

Como hemos dicho, el unico partido que protesta abiertamente contra la privatizacion de la economia nacional y la represion contra los obreros es Romania Mare, de Vadim Tudor, antiguo poeta de corte de Ceausescu reconvertido, como tantos otros, al capitalismo (aunque con ramalazos socialdemocratas con rechazo de la lucha de clases, como todos los partidos, como el suyo, con componente fascista).

Asi que tras la derrota y la violenta represion de la ultima mineriada, se puede decir que el movimiento obrero en Rumania desaparece completamente, dejando el camino trillado para que el gobierno de Constantinescu (en la foto), y los sucesivos, hagan practicamente lo que les viene en gana con el dinero publico, los bienes del estado y el destino del pueblo rumano.

Actualmente, el FMI, el Banco Mundial y otras mafias capitalistas presionan de nuevo contra los derechos restantes de los trabajadores rumanos, aunque esta vez estos ya han sido domesticados, como en el resto de los paises donde la dictadura del capital impone sus intereses tras un máscara democrática, y ni siquiera son capaces, como hace diez años, de levantarse para luchar por su dignidad.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

José Luis, una pregunta, los mineros fueron movilizados a favor del golpe de estado del 22 de diciembre de 1989?. Te lo pregunto porque el movimiento de masas a favor del golpe en Bucarest fue protagonizado por los miles de borregos que fueron conducidos desde los combinados industriales hasta la plaza frente a la sede del Comité Central el día 22 de diciembre de 1989. Vamos que los protagonistas del horrible espectáculo de quema de libros y saqueo del Comité central eran esos borregos. Parecido a lo que ocurrió en Budapest en 1956, cuando obreros pro-imperialistas lincharon a cientos de comunistas en Budapest.
Pauker

JL F dijo...

No, no lo fueron. Los mineros acudieron dos veces a Bucarest tras el golpe de estado: la primera vez, llamados por Iliescu, ante el intento de nuevo golpe de estado por los ultraderechistas, que pensaban que el gobierno de Iliescu era comunista (!Hay que ser patán para pensar eso, pero supongo que estaban bien untados!).

La segunda vez fue cuando empezo el proceso de privatizaciones salvajes ordenado por el FMI y el Banco Mundial. Los mineros se plantaron en Bucarest e incluso tomaron el palacio del gobierno, obligaron al presidente Iliescu a echar al neoliberal Petre Roman como primer ministro (un personaje siniestro que fue hijo de uno de los grandes comunistas rumanos de los primeros tiempos -su padre Walter Roman luchó incluso en España contra el fascismo-, al que el estado pagó su carrera y su vivienda y luego se apresuró a ser de los primeros saqueadores y favorecedores de la invasión liberal).

En la navidad de 1989 sucedieron varias cosas. Por ejemplo en el famoso discurso de Ceausescu en el Comite Central, cuando el mito dice que las masas invadieron el edificio y Ceausescu huyó en el helicoptero, la mayoria de los presente, un 95%, estaban llamados por el PCR para aplaudir y apoyar al gobierno. Fue una minoria la que rompio la tranquilidad e hizo que cundiera el pánico, ademas de que el ejercito dejó que esos mercenarios entraran sin problemas en el Comité Central. Todo estaba muy bien planificado.

En cuanto a los obreros que venían de las plataformas industriales no llegaron hasta la plaza. En el libro de Virgil Zbaganu explica muy bien que esos obreros industriales no querian el final del comunismo, sino solamente el de Ceausescu, aunque su lucha fue aprovechada para que el golpe pareciera una revolución. Pero como digo, los acontecimietnos de la Piata Revolutie, frente al CC, fueron muy diferentes a lo que dice la version oficial: hay imágens en las que se ve como todo el mundo jaleaba a Ceausescu hasta que aparecieron unos grupos que empujando y gritando, ademas de algunos disparos, crearon pánico entre la multitud.

Saludos

Pinole dijo...

Miron Cozma y los otros líderes rumanos continuan en la carcel? Si estos acontecimientos ocurrieron en 1999 y se les condenó a 18 años,podría ser que siguieran en prisión (aunque no tengo ni idea como es el sistema penal rumano)

Anónimo dijo...

José Luis estás refieriéndote a los sucesos del día 21. Efectivamente el 21 fue una manifestación a favor de Ceaucescu con incidentes aislados. Yo me refiero a las imágenes del día 22, aquel día fue una concentración anticomunista y tu mismo puedes ver los video de aquella vergüenza, cuando destrozaron libros, tiraron cuadros por las bventanas y una masa de gentuza asaltó la sede del comité central. Cualquiere sabía, incluido aquel hombre llamado Virgil, que las movilizaciones contra Ceaucescu eran organizadas y coordinadas por el imperialismo. No me fiaría yo mucho de uno que dice que está contra Ceaucescu, me da igual que sea Virgil que Apostol ó que cualquiera de los traidores que firmaron la carta de los seis, leída en la emisora de radio imperialista.
Pauker

Anónimo dijo...

Otra cosa, la noche del 21 al 22 había controles en todas las carreteras de entrada a Bucarest, el ejército estuvo poniendo orden en Bucarest y en esos momentostodavía era leal a Ceaucescu. Elena estuvo toda la noche al teléfono y parecía la situación controlada. Pero al amanecer los militares de los controles de entrada a Bucarest no pudieron parar la marcha de borregos y decidieron no utilizar la fuerza y se vieron desbordados por la insurrección. Fue entonces cuando el ejército dejó de ser leal a Ceaucescu y las masas anticomunistas asaltaron la sede del comité central.
Pauker

Anónimo dijo...

Con esto queda claro que el golpe no fue un golpe completamente militar. Los obreros fueron manejados por agitadores pro-imperialistas, por extranjeros que promovían la subversión. Estos querían un escándalo mediático, que el mundo entero viera a las masas anti-comunistas y los borregos les hicieron ese papel de actores, igual que el espectáculo mediático de la apertura del muro de noviembre de 1989. Por eso digo, luego estos borregos se quedaron sin trabajo y sin patria.
Pauker

Bibliotecaru dijo...

Poate că totuşi nu este ultima mineriadă... Societatea românească este departe de a se fi liniştit.

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