jueves, 8 de agosto de 2013

El desastre de la sanidad moldava tras dos décadas de taladradora capitalista

En el Hospital Clínico Infantil Ignatenko de Chisinau, capital de la exrepública socialista de Moldavia, el personal médico realiza operaciones quirúrgicas con equipos de bricolage como taladradoras y alicates. Así lo muestra un video que los propios médicos del país han hecho público, denunciando la cada vez más precaria atención sanitaria después de dos años de capitalismo en la antigua república socialista.

La denuncia surgió después de que una grabación, publicada en la red por los propios médicos, pusiera en evidencia las impactantes operaciones y la precariedad con que se realizan.

Estamos trabajando con lo que proporciona el hospital. Aquí tenemos un taladro, unos alicates y otras herramientas de construcción. No puedo decir de dónde vienen, posiblemente, de un mercado, pero no son aptos para la cirugía, ya que no pueden ser esterilizados”, explica el jefe del Departamento de Traumatología Clínica, Gregory Rusanovsky.

También explicó que los médicos han pedido en reiteradas ocasiones la necesidad de comprar equipo médicos adecuados para utilizar en quirófano, pero parece ser que los políticos moldavos tienen mejores prioridades que atender decentemente a los hijos de los trabajadores enfermos.

Aunque no hay otros casos denunciados, estamos seguros de que el hospital citado no es el único donde los médicos tienen que echar mano de la imaginación para curar a sus pacientes, después de dos décadas de destrucción de la sanidad pública y de gobernar en bien de los grandes empresarios locales y de las empresas multinacionales.

Y lo mas triste de todo es que en República Moldova durante diez años ha gobernado el Partido de los Comunistas que, en vez de hacer lo propio de un partido que sigue enarbolando la bandera roja, es decir, expropiar a los empresarios, acabar con los privilegios de los explotadores sobre la clase trabajadora, y garantizar el bienestar y los derechos de los que producen la riqueza, se ha limitado a realizar políticas socialdemócratas y a contemporizar con la mafia económica capitalista, que, como suele pasar cuando uno no mete en la cárcel a estos grandes criminales económicos, acaba haciendo lo que sea necesario para volver al gobierno y, desde ahí, para volver a entregar todo el poder a las grandes empresas y multinacionales, y a comenzar el proceso de destrucción de todos los logros mantenidos en estos últimos 20 años por la clase trabajadora moldava.

Se trata ciertamente de una oportunidad perdida, teniendo en cuenta que en República Moldova, como excepción en el gran mar fascista que hoy es Europa, la mayoría de los votos van a parar al Partido de los Comunistas (de hecho, en la exrepública soviética el 68% de los moldavos desean volver al sistema comunista) que, quizás porque en sus filas hay mucho oportunista, revisionista y socialdemócrata, ha evitado que el deseo de sus votantes se pueda hacer realidad.
La Chisinau a la que quieren volver la mayoría de los moldavos

Como todos sabemos que el capitalismo de rostro humano es una quimera producto de la manipulación ideológica, y que la verdadera democracia y el capitalismo son antónimos irreconciliables, al final el Partido de los Comunistas Moldavos perdió el poder sin haber solucionado el proceso de agresión hacia la clase trabajadora iniciado en 1991 tras el final de la Unión Soviética y de la Republica Socialista de Moldavia, y sin evitar la reinstauración de la barbarie capitalista en el país.

Lo cierto es que, con taladradoras o sin ellas, la sanidad moldava, como la rumana, la italiana o la española, es decir, como en todas las dictaduras del capital, , están sufriendo una brutal agresión, en los países del este, desde hace dos décadas, y en los occidentales, desde hace pocos años, cuando las alimañas de la oligarquía económica y las mafias multinacionales vieron que ya no había ninguna necesidad de mantener los privilegios cedidos a la clase trabajadora durante la guerra fría para evitar que estos siguieran masivamente el modelo soviético, el de la organización obrera y la toma del poder por la clase trabajadora, lo que hubiera supuesto una perdida de los privilegios atesorados y por los que, para su obtención, tantos crímenes se cometieron, (y por cuya conservación, tal y como nos tienen acostumbrados tanto a lo largo de la historia como en la actualidad,  son y serán capaces de cualquier atrocidad).




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