jueves, 10 de septiembre de 2015

Chiste rumano sobre los 25 años de desastre capitalista

En una conversación normal con cualquier taxista rumano no puede faltar el hacer notar al cliente extranjero que todo lo que puede ver en el trayecto fue construido durante los años de Socialismo, subrayando que por mucho que lo intentan los capitalistas no dan a basto para destruir todo aquello.

El chiste está basado en la más cruda realidad: durante los 25 años de desastre capitalista apenas se ha construido nada y, al contrario, el esfuerzo destructivo no ha podido borrar todas las huellas del pasado comunista que, como recordaría al pasajero el taxista de turno, es casi todo lo que todavía queda en pié. Las cifras no son nada graciosas: 4 millones de puestos de trabajo perdidos (más de la mitad de los existentes en diciembre de 1989), 3 millones de rumanos huidos del país por motivos económicos (los que suelen definirse con el eufemismo de emigrantes), más de la mitad de los trabajadores rumanos ganan menos de 230 euros brutos al mes (cifras del verano de 2014), y han reaparecido tanto enfermedades del cuerpo antes erradicadas, como la tuberculosis (enfermedad relacionada con la pobreza), como de la mente, el analfabetismo (en 2014 más de 250.000 rumanos no sabían ni firmar y 40.000 niños de 6 a 15 años no habían pisado jamás una escuela).

El paisaje urbano después de un cuarto de siglo de saqueo capitalista son fachadas descarnadas, fábricas en ruina, baches en cada calle o descampados desolados (salvo los obligados lavados de cara en los centros de las ciudades para convencer a turistas crédulos).  Y lo peor de todo, lo más sarcástico, es que los gestores de este gran desastre son la mayoría antiguos miembros de la antigua élite "comunista", etiqueta que en este caso tenía poco que ver con la ideología sino con el oportunismo que triunfo en la mayoria de los partidos comunistas tras la muerte de Stalin y la toma del poder por los revisionistas encabezados por Kruchev. De hecho, todos los presidentes de la Rumania capitalista fueron miembros del Partido Comunista o de sus juventudes y, algunos, como Traian Basescu, no tenían tapujos en reconocer que se enriquecieron con el contrabando de tabaco antes del golpe de estado de 1989 (tal y como siguió haciendo con otros delitos desde puestos de responsabilidad del estado después de aquel trágico año hasta la actualidad).

El tragicómico chiste al que nos referimos en esta entrada es el siguiente: se ponen en boca de Nicolae Ceausescu las siguientes palabras: "Si no sois capaces de construir más edificios, fábricas o carreteras, al menos pintar y mantener en buen estado lo que nosotros sí construímos". Al contrario, la barbarie capitalista solo lleva a cabo lo único que es capaz de hacer con eficacia: destruir.


1 comentario:

Rumaño dijo...

¡Me ha encantado! (siendo consciente de lo triste que es esa realidad)

Yo no viví en Rumanía hace 30 años, pero que hay bastante destruido y descuidado es una realidad que cualquiera puede contrastar a día de hoy. Eso sí, los "echapestes" de la etapa socialista cuando les sacas el tema a colación... argumentan que aun se están levantando, que cada año mejor, etc. etc.

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