En 1964 la opinión sobre el Socialismo no era tan unánime como lo había sido antes y lo sería después en la Europa ya entonces controlada por EE.UU. y sometida al capitalismo. La prestigiosa revista de la Alemania Federal, ,Der Spiegel,  dedicará el mes de agosto de ese año un monográfico a la "relajación" y el "aperturismo" de los politicos sovieticos y de los paises del bloque del este de Europa.

Modernos bloques de Bucarest construidos en la Republica Popular Rumana
La fotografia de la portada era de Bucarest, y mostraba la estatua de Lenin, junto a la Casa Scantei, sede del periodico del Partido Comunista (entonces aun Partido de los Trabajadores), junto a un grupo de jóvenes "occidentalizados". Pero, ¿Cómo? ¿Los rumanos tienen motocicletas, fuman y disfrutan de su ocio con ropas tan modernas como las nuestras?, ¿las hungaras van a la piscina en bikini?, ¿los alemanes de la RDA bailan en los conciertos de música?, se preguntarian muchos asombrados y malinformados trabajadores occidentales.

Hablamos, por supuesto, de un Socialismo que ya ha declarado, tras la muerte de Stalin en 1953, el fin de la lucha de clases, y que se dispone a coexistir "pacíficamente" con los enemigos del oeste. Empieza la época de la conciliación interclasista y con el imperialismo, y los capitalistas comienzan a frotarse las manos con el botín que pueden recuperar algún dia cercano (aunque todavia habrian de pasar más de 20 años).

La elección de Kruchev como líder del PCUS y su llegada al Kremlim hacia ya diez años, en 1953, y el buen recibimiento de la noticia por el capitalismo postfascista, debido a su criminalización de Stalin (y en consecuencia de Lenin y del comunismo en sí), y a su propuesta de relajacion y abandono de la dictadura del proletariado, (es decir, el abandono de los principios revolucionarios), provoca que los medios occidentales se vayan atreviendo a echar una mirada a la sorprendente sociedad socialista, que se muestra a los ojos de los explotados occidentales como un mundo moderno y desarrollado, lejano al gris y atrasado vendido por las televisiones y los periódicos.

¿Los pazcuatos occidentales creian que las hungaras no usaban bikini?
Además, algunos de los países socialistas comenzaron a tener relaciones económicas con Occidente e, incluso, como la Rumanía de Ceausescu, llegado a la jefatura del estado en 1965, a pedir préstamos envenenados al Fondo Monetario Internacional (que más tarde pagarán caros).

El supuesto idilio durará poco, porque Occidente se dio cuenta de que mostrar las bondades del otro lado del muro era perjudicial para su propia estabilidad. Así que pronto comenzarían de nuevo las mentiras anticomunistas, que se profundizarían todavía más cuando las sociedades de los países socialistas ya habían sido suficiente minadas y estaban maduras para darles el golpe final, tanto desde fuera como, principalmente, desde su propio corazón, tanto en la URSS como en la mayor parte de los países socialistas (que paulatinamente se habían ido llenando de oportunistas y garrapatas procapitalistas preparadas para chupar la sangre a su propio pueblo, incluso a costa de destruirlo).

El resultado lo sufren hoy todos los trabajadores de los antiguos países del este, pero también los del resto del mundo, para los que los derechos que disfrutaban aquellos son todavía hoy ciencia ficción.