martes, 7 de marzo de 2017

La mayoría de los disidentes antisocialistas del este de Europa eran fascistas (en relación a las declaraciones sexistas del eurodiputado polaco Korwin-Mitte)

El escándalo desatado por el europarlamentario polaco Janusz Korwin-Mikke, tras sus declaraciones en las que describió a las mujeres como "más pequeñas, más débiles y menos inteligentes", ha hecho que miles de progres europeos se lleven las manos a la cabeza, sorprendidos por el descaro del susodicho eurorepresentante. 
Imagine similară
El "demócrata de toda la vida" Korwin-Mikke haciendo su saludo favorito
en el Parlamento Europeo

"¿Sabe usted qué papel ocupaban las mujeres en las Olimpiadas griegas? ¿Laprimera mujer griega? Se lo digo yo, el puesto 800. ¿Sabe usted cuántas mujeres hay entre los primeros 100 jugadores de ajedrez? Se lo diré: ninguna. Claro que las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes. Eso es todo", fueron las palabras del que los medios de propaganda del capitalismo han definido hasta ahora como "disidente anticomunista" o "luchador por las libertades contra la dictadura socialista en Polonia".

Esos progres que tanto aplaudían a los disidentes antisocialistas antes de la caída del muro por su "ejemplar" lucha contra el comunismo, y después, se  indignan ante las afirmaciones de este "disidente" cómo si ahora se cayeran del guindo.

Sin embargo, que los disidentes anticomunistas de los países del este fueran en su mayoría declarados fascistas es algo conocido para todo el mundo que quería saberlo, empezando por el mentiroso Alexandr Solzhenitsyn, y su Archipielago Gulag, en Rusia, personajes como Ion Pacepa, en Rumania, o Lech Walesa en Polonia, entre otros tantos, no eran otra cosa que aspirantes a oligarcas explotadores de los trabajadores, ideólogos del fascismo más refinado, y en su mayoría piensan de forma similar al tal Janusz Korwin-Mikke: machismo, racismo, desprecio a los pobres y a los trabajadores, meritocracia y admiración del derecho del más fuerte, etc.

Al hilo de lo anterior, hace poco la Academia Rumana publicó un estudio en el que se demostraba, a pesar de los propios autores, que el 75% de los disidentes antisocialistas en Rumania eran fascistas, cercanos al Movimiento Legionario, y la obviedad de Rumania se puede aplicar a todos los antiguos países socialistas, donde los disidentes no eran, ni mucho menos, defensores de la democracia o de la igualdad de derechos, como nos los han vendido en Occidente, sino directamente seguidores del fascismo de la peor calaña y, como tales, admiradores de los privilegios de una minoría y la limitación de los derechos a la gran mayoría.

Así si las declaraciones del eurodiputado polaco si han sorprendido a alguien es síntoma, ni más ni menos, que de la manipulación de la realidad histórica perpetrada por la élite cultural y social occidental para criminalizar al comunismo y santificar a los anticomunistas que, como ya sucedía antes de la SGM, eran, principalmente, los fascistas.

Releamos el artículo sobre los disidentes rumanos y sus ramalazos "democráticos" del estilo Korwin-Mikke:

***


Otro de los habituales mitos vendidos por los medios de propaganda desde la restauración de la dictadura del capital tras el golpe de estado de diciembre de 1989 es que las autoridades comunistas llevaron a cabo una campaña constante de represión contra "inocentes" por el mero hecho de no ser comunistas o no aceptar el nuevo sistema.

Según ellos, las cárceles estaban llenas de "presos políticos" que no tenían que ver con "política" y que no habían hecho nada para merecer tal suerte.

Sin embargo, la propia
Horia Sima y sus criminales haciendo el saludo fascista (aunque 
"sin serlo", según la Academia Rumana).
Academia Rumana, máxima institución cultural del país, lo desmiente involuntariamente en un informe  (publicado por Activenews.ro) sobre el Movimiento Legionario, el movimiento paramilitar fascista creado por Cornelio Codreanu en 1927, teniendo como modelo a las SA nazis, a los falangistas españoles y a los Camisas Negras italianos, con el objetivo de, mediante el terrorismo, evitar la emancipación de la clase obrera y, envueltos en un fanático y falso espíritu religioso, conseguir de paso la pureza racial de la "raza" rumana (eso sí, como subditos y al servicio de la raza aria superior alemana).

La Academia, al servicio hoy de los que mandan en la Rumania actual, es decir, el 1% de mafiosos que concentran en sus manos la riqueza producida por los trabajadores (minoria que, por otro lado, está supeditada a las multinacionales de las potencias capitalistas como Estados Unidos, Alemania o Rusia), ha desvelado en sus investigaciones que la "cruenta" represión contra "inocentes" es otra farsa más de los vendedores de humo que intentan hacer tragar sin masticar los desastres provocados por el capitalismo al pueblo rumano mediante la falsificación del pasado.

La intención de la Academia es, no obstante, no acusar a los disidentes, sino "limpiar la imagen" del Movimiento Legionario, también conocido como Guardia de Hierro, al que ha absuelto en el informe citado de la culpa de ser fascistas (obviando, por supuesto, las travesuras de los jóvenes legionarios de asesinar a políticos y escritores antifascistas, o de llevar a cabo progromos contra judios, como la matanza de cientos de ellos en un matadero de Bucarest, donde los asesinos colgaron los cuerpos de los ganchos y los mutilaron.

Horia Sima, el sucesor de Codreanu, fue vicepresidente del gobierno del Mariscal Antonescu en 1940, creándose, a instancias de Hitler, el Estado Nacional Legionario, bajo el reinado de Carlos II, aunque como pasara con José Antonio en España, o las SA en Alemania, el movimiento se convirtió en incómodo para fuhrer, caudillo y duce y el propio Antonescu lo desarticuló. Horia Sima, por cierto, huyó a España tras la proclamación de la R.P.R en 1948, donde colaboró con la dictadura franquista y publicó varios libros. Moriría en Madrid en 1993.

En fin que, con la intención de limpiar la ingente sangre que derramaron del recuerdo de los legionarios, la Academia Rumana concluyó en el informe citado que los legionarios no eran fascistas, entre otras razones, porque considerarlos como tal haría que el 75% de los detenidos por el comunismo entre 1945-1964 tuvieran que ser considerados también como fascistas, en vez de como "pobres inocentes" que no merecían estar en las cárceles o ser deportados, tal y como bombardea cada día la propaganda mediática de las corporaciones capitalistas.

Y es que, como demuestra la propia Academia en su informe, así fueron realmente las cosas: tras la proclamación popular de la nueva república comunista en Rumania, los legionarios y demás terroristas no se quedaron quietos en casa aceptando su derrota en la Segunda Guerra Mundial o poniéndose a trabajar para ganarse el pan como los trabajadores (¿y perder sus privilegios de clase?), sino que muchos de ellos se organizaron para seguir cometiendo actos de sabotaje, atentados terroristas y otro tipo de crímenes. Es decir, para la Academia Rumana, representante de la nueva cultura al servicio de los más fuertes (o más ricos) de la Rumania capitalistas (es decir, de los más ricos, o los más fuertes), los legionarios, a pesar de sus progromos, sus asesinatos políticos o de ir por las calles a imitación de las Camisas Negras, Falange Española o SA nazis apaleando y disparando a diestro y siniestro contra la clase trabajadora, no eran fascistas, sino, adecuándose la institución a los nuevos tiempos y a los intereses de sus amos y financiadores, "luchadores por la libertad", y, por consiguiente, eso, „luchadores por la libertad”, es como hay que considerar a la mayoría de los disidentes anticomunistas detenidos por las autoridades comunistas (el 75%), pero no precisamente como "inocentes" perseguidos sin venir a cuento: se trataba de legionarios que ponian bombas, boicoteaban fábricas, asesinaban a milicianos o trabajadores, en nombre de "la libertad" (de mercado, claro). Unos "luchadores por la libertad", por cierto, que se hacían entre ellos el saludo fascista, estaban financiados por Hitler y Mussolini, y actuaban como un calco de los matones de la SA, Falange o Camisas Negras (es decir, como fascistas).

Por cierto que, por otro lado, el periodista Virgil Lazăr publicó un artículo en 2011, en el diario Romania Libera, con título "Cómo reclutó la CIA a los legionarios rumanos", en el que se desvela, en base a las investigaciones del profesor Gheorghe Gorun, „La colaboración del Movimiento Legionario con la CIA y la OTAN", o de "La historia del Movimiento Legionario", del historiador Ilariun Tiu, como la OTAN afiliaba a legionarios rumanos del movimiento para lanzarlos en paracaidas en el territorio rumano y realizar actos de terrorismo y sabotaje, todo ello coordinado por el Servicio de Información proamericano del Movimiento Legionario. Se ve, pues que la famosa disidencia "inocente" no era tal cosa, sino que los legionarios (recordemos, el 75% de los disidentes detenidos o represaliados), no se limitaban a llorar por las esquinas, sino que se organizaron para seguir evitando como fuera, motivo por el que, a propósito, el movimiento se creo en los años 20, la organización de los trabajadores, que estos tomaran el poder y que, en tal caso, el estado creado por ellos funcionara.

También es conocido que bajo presión de Estados Unidos y de otros servicios secretos, como los franceses o ingleses, el Tribunal de Nuremberg absolvió a la Guardia de Hierro de la acusación de fascismo, con el objetivo, precisamente, de, en primer lugar, poder utilizar a estos para sus objetivos de zancadillear como fuera a los paises socialistas del este de Europa, en este caso, a Rumania, en el marco de la Guerra Fria que ya tenían diseñada para continuar la guerra contra la Unión Soviética y los paises liberados por el Ejército Rojo y los trabajadores, y, en segundo lugar, para evitar que los paises socialistas pudieran acusar y condenar, bajo el paraguas del Tribunal Internacional, a la mayoría de los disidentes (en el caso rumano, el 73% según la Academia), como fascistas.

En resumen, la propia Academia desmonta otro mito anticomunista impuesto como verdad indubitable a golpe de talonario y publicidad en la Rumania heredera de aquella en la que los Legionarios iban por las calles de las ciudades del país golpeando, matando e imponiendo el terror:

En primer lugar, los disidentes que los comunistas detenían, deportaban y condenaban aparentemente de forma injusta no eran apolíticos o personas que no cometieron delitos, sino que eran, en su mayoría (73%) legionarios, es decir, organizados en grupos para boicotear, atentar o asesinar a los trabajadores rumanos y envitar, como fuera, que construyeran el Socialismo en Rumania (es decir, fascistas de libro, aunque el régimen actual, heredero del fascismo pero con toneladas de maquillaje democrático, los etiquete como "luchadores por la libertad"). Para la Academia, pues, hacer progromos a judios, recorrer las calles apaleando, destrozando tiendas de judios o de antifascistas y asesinando al que se pasaba de la raya, no es, ser fascista, sino "luchar por la libertad"

Y, por último, que curiosamente la Academia piensa igual que los servicios secretos norteamericanos, franceses o ingleses, que por cierto también consideraban intencionadamente que los legionarios no eran fascistas, para bien de Horia Sima, su líder, que vivió a costa del presupuesto público español (es decir, de los trabajadores españoles) a la sombra de otro gran asesino sanguinario, Francisco Franco, y para bien también de la CIA, que pudo pescar en aguas revueltas para continuar la guerra contra la Unión Soviética  (aunque „fría”) en el frente de la República Popular Rumana (1948-1965), y luego también contra a la República Socialista de Rumania (1965-1989) usando a los herederos de Hitler y Codreanu. Algo, lo anterior, que, en definitiva, y haciendo honor a la habitual y oportunista práctica política de que las instituciones del estado, en todos los ámbitos, repiten y defienden la ideología del vencedor, demuestra quien manda realmente hoy en Rumania, los vencedores de la Guerra Fria, que no fue más que la continuación de la guerra fascista contra el Socialismo, conocida habitualmente como Segunda Guerra Mundial: es decir, las grandes corporaciones capitalistas norteamericanas, de la Unión Europea (es decir, principalmente alemanas, francesas e inglesas) y, tambíen, lamentablemente, después de la caída de la URSS en 1991 y de que una minoria mafiosa idéntica a la minoría mafiosa que controla la riqueza en otros paises capitalistas occidentales acaparara la riqueza y el poder en el antiguo estado de los trabajadores soviéticos, alguna que otra de Rusia.

1 comentario:

Rumaño dijo...

İnteresante trabajo al respecto el elaborado por J. A. Egido: "Aquellos chicos tan majos". Hace un repaso bastante bien fundado sobre toda la "honorable disidencia" que fue creciendo y desarrollandose en los paises del Pacto de Varsovia en los anos ochenta, mas centrado quizas en Polonia, Hungria, Checoslovaquia...

Un saludo!!

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